Juan es vendedor informal de frutas que usa una carreta como implemento para llevar su producto recorriendo la ciudad. Así como él, miles de personas usan las calles para hacerse de un ingreso diario para ellos mismos y sus familias. En medio de una crisis sanitaria, Juan y otros compañeros perdieron clientes, pues el Gobierno determinó que una cuarentena era el mejor método para evitar una profundización de la crisis. No sólo la reducción drástica de clientes afectó a Juan y otros vendedores ambulantes, sino también la falta de confianza del consumidor en comprar sus productos en esas condiciones, a pesar de tener la necesidad de consumir este tipo de alimentos para mejorar sus defensas y evitar una posible enfermedad a raíz de un contagio. En consecuencia, Juan y muchos otros vendedores ambulantes se quedan sin su fuente de ingresos para ellos mismos y sus familias. ¿Qué hacer? ¿Cómo mejorar su estabilidad y condiciones laborales?